![ninguno me puede juzgar]()
La pista principal es una de las canciones más versionadas de aquel año 66 que a su vez procedía de una pieza italiana que condujo al éxito Caterina Caselli.
“Ninguno me puedo juzgar” es una canción pizpireta y rítmica, arquetípica del ye yé con importante intervención de un coro juvenil y acompañamiento sin ningún alarde. Un bailable
pop bien construido y aceptablemente interpretado, que con escasas variaciones fue grabado también aquel mismo año en español por [grupo slug="licia"]Licia[/grupo], [grupo slug="gelu"]Gelu[/grupo], [grupo slug="rosalia"]Rosalía[/grupo] y alguna otra.
El otro número rítmico del disco es
“Él y ella” con la que Portugal había concurrido a Eurovisión en la voz de la principal chica ye yé lusa, Madalena Iglesias, bien conocida en nuestro país. Letra inocentona, conjunto rítmico de calidad y coros. En mi opinión, lo mejor de este EP.
Las segundas pistas de cada cara son un
slow también de origen italiano:
“Una casa encima del mundo” que su autor Pino Donaggio y Mina habían llevado a San Remo. Aquí [grupo slug="marichela"]Marichela[/grupo] cuenta con acompañamiento orquestal y canta con una cierta afectación, pero con buen timbre y afinación. Se trata de la típica
balada italiana, romántica en la estrofa y rimbombante y gritona en un estribillo en plan subidón. También fue grabada por [grupo slug="los-mustang"]Los Mustang[/grupo]. El otro número lento es el conocido
“Concierto para enamorados” que Karina, en versión más acertada que ésta, llevó a los primeros puestos del
hit parade. Un tema basado en una pieza pianística clásica que Juan Sebastián Bach escribió para su hija Ana Magdalena.
Un buen disco de debut para esta Marichela con piezas de repertorio habitual en esos momentos notablemente interpretadas.